martes, 26 de mayo de 2009

¿Qué pasa cuando se siente que no se puede más? ¿Cuando las lágrimas están pero no pueden salir? ¿Cuando las ganas quieren salir pero no están? ¿Qué se hace cuando se tiene ganas de abandonar todo y escapar? ¿Cuando nada te conforma? ¿Cuando todo se cae a pedazos sin poder contenerlo? ¿De dónde se saca una motivación si todo es mierda? ¿De dónde se saca la confianza en un amigo después de que éste te haya decepcionado? ¿De dónde mierda se sacan las ganas de seguir viviendo una vida que te lleva sin dejarte intervenir?

“El destino baraja y nosotros jugamos” decía alguien cuyo nombre no recuerdo y no tengo ganas de buscar en Internet, y yo creo en esa frase, pero mi vida no me deja jugar las apestosas cartas que me da, o quizás soy yo que ya no tengo energía para seguir jugando a un juego tan desagradable, porque desde fines de enero que mis cartas son las de menos valor en la baraja. Tengo chispazos de alegría, quizá alguna buena noticia caiga para sorprenderme e ilusionarme con un cambio de racha, pero después esa buena noticia queda en el pasado, ese lindo acontecimiento muere anotado en una agenda, con signos de exclamación a sus lados remarcando que una buena me había salido pero es prontamente compensada con una mala bien mala…Y así estamos desde fines de enero…Y salvavidas no hay, oídos amigos tampoco porque se perdieron en el camino o están demasiado ocupados con sus propias penas, el amor digamos que anda distraído…Y acá sigo yo, llorando algunas lágrimas, vomitando algunas otras, desmayándome ante cada obstáculo.

“Una corazonada me dice que es hora de parar” Porque definitivamente no puedo más, pero en mi afán de olvidar lo que me pasa me cargo de responsabilidades, lindas responsabilidades, pero tantas que no llego a cumplirlas…Y eso también me estresa.

domingo, 10 de mayo de 2009

Tía

Ya seís años sin vos, y a pesar de esos años transcurridos, yo te sigo sintiendo conmigo, y con cada año que pasa me doy cuenta de lo bien que no estaríamos llevando ahora que soy, como alguna vez fuiste vos, una adolescente incomprendida que necesita una mano para caminar.

Pienso en los temas que podría hablar con vos, en las cosas comunes que tenemos -tendríamos- en común o al menos así imagino, pero sobre todo, pienso mucho en cuánto me formaste, en cuántas cosas me transmitiste y lograste que yo, hoy, valorara: los libros la música, el cine, el teatro; el arte en todas sus formas, la cultura, la educación y ni hablar de la política y de la historia...Lo que soy hoy, lo que me gusta hoy lo aprendí de vos y veo cuán consecuente fue tu vida acerca de lo que decías, sos la única persona que conocí -y sigo conociendo aun ahora que ya no estás físicamente conmigo- que siempre hizo lo que dijo y que trato de hacer la suya sin importarle el qué dirán...Y te admiro por eso y admiro la entereza con la que te moriste, la fortaleza que mostraste hasta el último minuto, cuando pediste que ya no te alimentaran, que ya no extendieran más la ardua agonía a la que el cáncer te sometió.

Me enseñaste tanto...Y me seguís enseñando, con las cosas que acá dejaste, con quiénes me dejaste y por cómo nos dejaste a todos. Yo sé que ayer, en aquella muestra tan importante para mí, vos estuviste conmigo, enorgulleciéndote y emocionándote a mi par.