martes, 21 de julio de 2009

Respiré profundamente, conté hasta tres “No vas a llorar, Sofía, no vas a llorar” me repetí varias veces. Abrí el Facebook y le anuncié a mi amiga lo que (no) había pasado con lenguaje de códigos que tan sólo ella entendería.

Pretendí seguir con mi rutina diaria con normalidad, como si su ausencia no me provocara nada, puse música, descartando rápidamente Las Pastillas del Abuelo –porque me lo recordarían- elegí Los Piojos, a las dos canciones me dí cuenta que había sido una mala elección, pero no podía echarme atrás, sabía que la otra era aun peor y lejos de mí estaba la intención de manchar a La Renga con un mal trago amoroso. Espero, espero y espero que aparezca su cartel en el Messenger, que un mensaje de texto me saque la mueca del llanto contenido cambiándola por una sonrisa, tímida seguramente, pero sonrisa al fin, mientras trato de leer Política para Amador para poder empezar algún día con mi ensayo sobre la democracia y de golpe, escuchando una canción que de antemano nada que ver conmigo tiene, dos lágrimas caen. Me las seco rápidamente, abro un documento de Word y escribo todo lo que aquí se lee.

Ahora tiene que aparecer alguna señal de él, como en las películas” Sí, Sofía, en las películas, pero por algo las películas son sólo películas.

"Salta la cuerda, se enreda y cae de boca…"

PD: el día del amigo pasó con más penas que glorias, pero no me destruyó.

1 comentario:

Fabiana dijo...

P:D: ...Tuvimos el mismo día del amigo ;(
Mejor paso!
Besos!