domingo, 27 de diciembre de 2009

Me siento tan sola, tan vacía, tan débil.
Lo único que hago es comer, estar tirada en la cama, ver series compulsivamente. Y escribir. Escribir mucho, casi sin parar.
Y las ganas de llorar, el nudo en el pecho, en la garganta me acompaña todo el tiempo sin dejarme.
Y sola.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Sofía dice (1:30):
me alegra que te esté yendo bien, en serio
N dice (1:30):
gracias
N dice (1:31):
te agradezco
N dice (1:31):
por todo
Sofía dice (1:31):
yo también
Sofía dice (1:31):
por todo
Sofía dice (1:32):
es una pena que para aprender a veces tenga que salir gente lastimada, pero aprendí mucho con vos y de vos
N dice (1:32):
esto parece increible
N dice (1:32):
porque estaba por decir algo parecido
N dice (1:33):
que cuando uno mira para atrás
N dice (1:33):
las cosas que pasaron
N dice (1:33):
sin renegar
N dice (1:33):
se da cuenta de muchas cosas
N dice (1:33):
y un montón de cosas te hacen crecer
N dice (1:33):
y vos fuiste parte de eso
N dice (1:34):
y aunque a pesar de que hayan pasado cosas feas (que si sacara una autobiografía la pondría como la cosa más pavada que hice y encima fue una gran mentira) aprendí mucho de vos
Sofía dice (1:34):
bueno, me pasa exactamente lo mismo
N dice (1:34):
que lindo


Lo único positivo de esta Navidad que ya terminó.

miércoles, 23 de diciembre de 2009

Qué verano de mierda la puta madreeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee.
Odio Navidad, odio las fiestas, odio todo...Quiero irme a la mierda!

martes, 15 de diciembre de 2009

Una amiga está muy contenta con su nueva parejita y a mí me dio ganas de seguir caminando, sin M atormentándome. Quiero superarlo.

También tu comentario, Ale, me ayudó bastante, te lo agradezco y espero que vuelvas a escribir en tu blog muy pronto que extraño leerte :)

jueves, 10 de diciembre de 2009

Ya lo había dicho, y vuelvo a decirlo: este verano va a ser jodido.

El sol, el calor, el incipiente espíritu navideño, las largas horas vacías, los programas televisivos cada vez más estúpidos, las clases ya terminadas, las mañanas de inconciencia, las trasnochadas con té, series, películas, libros y hojas en blanco y todas esas cosas que caracterizan el verano, no hacen más que volverme loca recordando el verano pasado, tan distinto, tan lleno de cualquier cosa, pero lleno. Lleno y feliz. Esperanzado, ilusionado.

Y él, que aparece y reaparece cuando no tiene que hacerlo, ya volvió a instalarse, mudo y quietecito, pero allí está, no sé si esperando o resignado, si tiene intenciones de avanzar o si se quedara ahí quieto hasta desaparecer entre el montón; pero está y eso a mí me perturba, me nubla, me molesta.

Hace que mis primeras dos semanas de verano sean un desastre.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Con el paso del tiempo los sentimientos se van diluyendo, es cierto, pero nunca desaparecen. Tampoco M, que siempre vuelve en el momento más inoportuno en una danza sin fin, de esas que de tantas vueltas da termina por marearte. Muchas personas, sensibles a los movimientos bruscos, vomitan al marearse, y yo soy una de esas personas.

Es por eso que después de tantos giros que me dio y me hizo dar a su par hoy no tengo ganas de girar más para que no me provoque el vómito y su consecuente asco, porque es asqueroso vomitar, muy asqueroso.

Pero cuidado, que yo no quiera girar no significa que no tenga ganas de bailar. Tengo muchas ganas de eso, pero una danza suave, linda, dulce y una que dure un poco más de cinco minutos y que no demande una espera de tres meses para volver a danzarla, como las anteriores. Quiero una danza sana, más que cualquier otra cosa.

Eso sí, yo no voy a sacarlo a bailar, no me voy a meter sola, solita y sola en el baile descomponedor, si él quiere solo va a venir, después de todo yo jamás lo eché de mi lado. Y así como se fue, lentamente está volviendo. Como siempre hizo. Como siempre -inconcientemente- espero.