lunes, 16 de marzo de 2009

Colegio


Empecé las clases, mi anteúltimo año como alumna secundaria...Tengo muchas cosas para decir, o más bien, muchos sentimientos, algunos -como de costumbre- bastante encontrados.


La verdad es que no quería saber nada con arrancar, con tener que encontrarme nuevamente con algunos personajes sumamente despreciables, tener que madrugar mañana tras mañana, y un millón de etcéteras más, pero aún así comencé con muchas ganas, sabiendo que este y el que viene son mis últimos años de vida "light" porque después se me vienen mil responsabilidades juntas y el reloj empieza a correr enserio, apurándome para conseguir y realizar todos los proyectos y deseos que tengo guardados.

Así que ignoré a todas esas personas que no valen la pena ser tenidas en cuenta -a pesar de unas cuantas cosas que hicieron para provocarme durante la última quincena de vacaciones- y me concentré en aquellas que sí lo valen y también en las nuevas materias que ya están abocadas a lo humanístico, que es la orientación que elegí, y que me encantan.


Más allá de saber que cuando termine el secundario se me viene el mundo encima, anhelo con toda mi alma que eso suceda, porque implicaría tomar realmente las riendas de mi vida y me transformaría, lentamente, en un ser mucho más independiente y quizás también más auténtico, ya despojado de ciertos formalismos que debo cumplir en pos de una buena convivencia.


Quiero cerrar esta etapa, siento la necesidad de hacerlo...Voy al mismo colegio desde pre-escolar, y si bien es mi segunda casa y me siento más que cómoda caminando por esos pasillos y entre esas paredes rojas, quiero pasar a otra cosa. Quizás sea por cansancio, por sentir en algunas ocasiones que desde mis cinco años estoy parada en el mismo lugar -algo que no es cierto, porque de más está decir que desde 1998 hasta esta parte cambié, crecí y maduré muchísimo- o por querer conocer ambientes nuevos, gente nueva...Pero quiero terminar, aunque a su vez eso también me genere nostalgia y me haga caer en la cuenta de que ahí adentro pasé prácticamente toda mi vida y que ahí conocí a mis amigas, que son lo máximo, a profesores que me dejaron muchísimo tanto a nivel humano como académico, a preceptores que lejos de imponer autoridad me hicieron reír...Y así puedo seguir.


Hoy al pensar en terminar se me dibuja una sonrisa, porque creo que hasta ahora aproveché al máximo estos tres años completos que pasaron y porque proyecto aprovechar aun más estos dos que quedan, porque sé que me voy a llevar recuerdos y anécdotas hermosas que contarles a mis hijos y nietos, porque ahí aprendí casi todo lo que sé, siempre tuve libertad para expresar mis convicciones y pensamientos y fui respetada y tengo la certeza de contar con buenas herramientas para arrancar con mi vida facultativa. Quizás el año que viene a esta altura esté escribiéndoles otra cosa totalmente diferente, es más, conociéndome es muy probable que eso suceda, pero hoy siento esto.



2 comentarios:

Fabiana dijo...

No sabes lo bien que me hace leerte Sofi. Me doy cuenta que no toda la adolecencia piensa en pajaritos de colores (cosa que no esta mal, eh) "yo lo sigo haciendo" ja! pero con vos me doy cuenta que no está bueno generalizar, que sos una niña con pensamientos de mujer, y proyectando un futuro hermoso como el que seguro te espera. Disfrutá, disfrutá y disfrutá todo lo que puedas!!! todo momento es único e irrepetible.
(y después vas a querer volver! jaja)

te adorooooooo! besotes!

Anónimo dijo...

me pasa tan igual, quiero que llegue la universidad. Ese momento en el que YO sea la única responsable de lo que ocurre en mi vida, y de lo que puede llegar a ocurrir.
Porque ya no hay escusas. Es culpa de uno.
Disfruta mucho del ante-ultimo año, pero muchisimo mas del último ; )